Si sigues las noticiarios, habrás escuchado la triste historia de una niña de 12 años quien se suicidó en Florida y los cargos criminales que enfrentaron las niñas de 12 y 14 años que abusaron de ella. Si el bullying no ha estado en tu radar antes, me atrevería a decir que ahora lo está.
Las Estadísticas Nacionales de Acoso comparten la siguiente información para el año 2013:
• Los años más comunes para el bullying son del 4to al 8vo grado.
• El bullying es uno de los factores de mayor incidencia en el suicidio de jóvenes entre los 11 y 16 años.
• Cada 7 minutos un niño es acosado; el 85% de las veces, no hay ningún tipo de intervención.
• 1 de cada 4 niños es más que ocasionalmente abusado en los medios cibernéticos.
• Cada día, 160,000 estudiantes faltan a la escuela debido al acoso.
Estas estadísticas son fuertes. Mamá ¿Qué vamos a hacer? Hablemos de esto. Tu hija pudiera ser la víctima. Ella quizás podría ser la agresora. Puede ser una espectadora. Pero pregúntale – ella conoce a estos niños – puede decirte sus nombres. Ha sido testigo de los “chicos malos” en acción. Sabe acerca del acoso y lo ha experimentado en algún nivel.
La mayor parte de la intimidación entre niños toma lugar cuando los adultos no están presentes: entre clases, en el recreo, luego de clases e incluso en línea. Pero muy a menudo hay una audiencia. Aunque lo ven, por lo general los otros niños no intentan poner un alto a la situación.
Muchos niños reconocen que lo que está pasando delante de sus ojos está mal, pero no saben cómo intervenir sin convertirse en la víctima. Incluso si tu hija es una espectadora, el presenciar actos de acoso puede afectar su corazón y emociones e incluso traer sentimientos de culpabilidad y auto-condenación.
Dos de cada tres niños desean ayudar cuando ven a alguien siendo intimidado. Cuando un amigo ayuda, 57% de las veces el acoso para en 10 segundos (Hawkins, Pepler, y Craig, Desenvolvimiento Social, 2001). ¿Caerá tu hija en la cobardía y presión de grupo, al igual que un estimado del 89% de los niños, o por el contrario honrará a Dios y Su amor por la justicia?
Debemos alentar a nuestras niñas apasionadas por Dios a usar su voz para defender al débil y afligido de corazón. Anímala a mostrar la misma valentía y el mismo amor que Jesús cuando dijo “Déjala” (Juan 12:7). Donde sea que se encuentre tu hija en la cadena alimenticia del abuso, hay cosas prácticas que podemos enseñarle que la equiparán para ser una luz que refleje a Cristo en un mundo oscuro:
Se el ejemplo. Ella te está observando mamá. Tu hija ve como interactúas con las mujeres en la iglesia. Ella escucha cuando chismeas acerca de “la mamá de Sarah”. ¿Eres tu la acosadora? ¿La víctima? ¿La espectadora? Se lo que quieres que su hija llegue a ser.
Enfatiza maneras pacíficas para resolver problemas. ¡Si tu hija tiene un hermano, tiene un compañero de práctica! Enséñala a usar sus palabras de modo que traigan resolución, no a agredir a su hermanito o a subir la voz. (Una vez más, tiene que ser el ejemplo, ¡Manten la calma mamá!)
“Trate a otros de la misma manera que quieres que la traten.” Puede que quite la mirada después de que le digas esto por la 438 vez, pero un día hará click.
Conoce a sus amigas. Sea la reina de las pijamadas y la diva del llevar y traer. Escucha sus conversaciones. Haz preguntas para que tu hija y sus amigas entablen conversación contigo. Como, “¿Algo las entristeció hoy en el colegio?” “¿Cómo está (la que siempre dejan fuera)?” Crea una política de hogar abierto, en el cual las amigas de tu hija se sientan bienvenidas todo el tiempo. Haz un esfuerzo de conocer su mundo y el de sus amigas.
Hazla responsable. Si observa que alguien esta siendo abusado y no hace nada, hazle saber que su comportamiento también hiere a la víctima. Anímala a hacer lo que Jesús hubiese hecho en su lugar y defender a quienes no se pueden defender a sí mismos.
Usa el día a día como una herramienta de enseñanza. Cuando veas ejemplos de personas siendo abusadas en los medios de comunicación o cuando la busques en la escuela, habla con ella acerca de cómo deben de sentirse estas personas. “Cariño, ¿cómo te sentirías si te estuviera pasando a ti?” “¿Qué puedes hacer para mejorar la situación?” “¿Has notado que alguien ayuda o lo ignoran y se alejan?”
Monitorea cuidadosamente su uso en línea. Conoce lo que está haciendo, con quien habla, qué se dicen la una a la otra. El ciber abuso esta en su apogeo. “Las ramas y rocas podrán romper mis huesos pero las palabras nunca me harán daño.” ¿Has escuchado esto? Bueno, ahora esas palabras se encuentran en línea donde el mundo entero puede verlas. Ya no resbalan tan fácilmente. Esta generación experimenta un nuevo tipo de abuso; las hirientes palabras están ahí donde todos las pueden leer una y otra vez. Puedes escuchar, “¡Esto no es justo!” muy a menudo, pero debes mantenerse firme y a tu hija desconectada de los medios el mayor tiempo posible.
Lo mejor que podemos hacer es animar a nuestras hijas con las Escrituras. Si nota o sospecha que está tratando con algún aspecto del abuso lee y discute estos versículos juntas.
Es importante que no ignoremos este problema y asumamos que nuestras hijas son inmunes. Al contrario. Tienen la marca de Dios en sus vidas – ¡son automáticamente el blanco del enemigo! Enséñale a ponerse la armadura de Dios para que se mantenga firme contra las asechanzas del diablo.